3 claves para tomar la mejor decisión

Voy a contar una anécdota personal para ilustrar la esencia de lo que te quiero transmitir.  

 Hace unos años tuve la oportunidad de darme el gusto de tomar una decisión importante y esencial para mí. En un contexto de divorcio debía irme con mis dos hijos de la casa familiar a un departamento alquilado. En esa situación yo estaba con muy poco tiempo para realizar la operación y no contaba con una garantía propietaria.

Sometí a mi mente a un interrogatorio importante y en cuestión de minutos decidí probar una variante que se me acababa de ocurrir. Para evitar presentar una garantía les propondría a los propietarios el pago total de los dos años de alquiler con una oferta que incluía un importante descuento. Si era aprobada sacaría el dinero necesario de la venta de mi auto.

La operación concluyó tal como la había imaginado, llegando a vender el auto y firmar el contrato de alquiler el mismo día.

Hoy cuando recuerdo aquel episodio rescato tres cosas importantes que aprendí a hacer en aquellos días y de las que soy consciente hoy:

  1. Había recuperado el poder de elegir.
  2. De las opciones que encontré distinguí la más importante
  3. Supe cuál era el problema que no quería tener.

 Hay tres creencias instaladas en nuestra cultura que muchas veces impiden elegir no solo una buena opción, sino la mejor de todas.

  •      La primera es pensar que “Tengo que…”.

Esto significa no aplicar el derecho que tenemos cada uno de elegir. Saber que tenemos opciones y que no estamos obligados a hacer lo que se espera que hagamos, o lo que hay que hacer para quedar bien con alguien, con la familia, con la sociedad, etc., es fundamental para recuperar nuestro poder de elegir.

Tomar una decisión a veces se hace difícil porque tendremos que dejar de lado alguna opción que también nos parece viable. Pero entonces, ¿Cómo decidir adecuadamente?

  •      La segunda creencia que nos detiene es pensar que “Todo es importante”.

Si pensamos que no todo es importante, podríamos preguntarnos ¿Cuáles son las poquísimas cosas esenciales para mí?

A veces “más” no significa “mejor”, sino todo lo contrario. Recuerdo haberme preguntado en aquella ocasión: ¿Qué es lo más valioso que quiero lograr?

No todo es importante. Esforzarse mucho no significa que lograrás un mejor resultado. Lo importante es diferenciar lo esencial de lo intrascendente. Pero, ¿Cómo saber lo que no es importante?

  •        La tercera creencia que nos impide ser libres es pensar que “Puedo hacerlo todo”.

Tomando como referencia aquella situación que resolví, se podría pensar que alquilar y conservar el auto era idóneo para mí. Pero la realidad es que no lo era. Por eso lo mejor es preguntarse: ¿Cuál problema no quiero tener? ¿De qué cosa puedo prescindir?

Sobre todas las cosas yo elegí el bienestar y la tranquilidad familiar.

Espero que este artículo te haya gustado. Si quieres puedes dejar tu comentario. Me gustaría leerlo.

Lilian


No hay comentarios:

Publicar un comentario